martes, 4 de diciembre de 2012

Conscicencia concéntrica

Las noches crujen en el límite
inconsciente de la consciencia,
ante mis ojos desfilan momentos
pasados que no puedo situar,
son instantes que están
más allá del sabor agrío
que dejan en la húmeda memoria
que habita en el paladar.

Mi tiempo parece hipnótico, es severo,
demoledoramente severo y revuelto,
pero incapaz de asumirse en ese caos
que se vuelve torbellino de retazos
concéntricos, cercanos en la lejanía,
y desgarradoramente presentes,
aunque sin tocar las paredes
que me forman, pero diariamente
presentes, ya que, al fin y al cabo,
es así como lo siento en los bordes
fronterizos de los adentros de mi ser,
como cristales rotos mezclados
con la sangre que anuncia la herida,
son pensamientos breves de existencia,
pero eternos, como lo es el negro universal.

Reconozco el estruendo del ocaso frente a mí,
aunque aún me llega como un cercano rumor,
sé que lleva miles de relojes gestándose,
adueñandose de las hojas de mi calendario,
el que guarda aquellos besos clandestinos
que son imposibles de vestirse con el olvido.

Epílogo maldito, no por inesperado,
que levantas en el aire la inevitable
pavana que danza la desolación,
te acercas para mirar mi mirada,
para buscar el reflejo del miedo
que convive en la profundidad de la piel,
y mi miedo sale a la luz,
como el viejo lagarto sale al sol de la mañana,
y me cubre la vista con su manto de hielo,
y me abraza con su último temor .


"Consciencia concéntrica"
© Ediciones Cambalache-Pokit in a pocket. Chus Alonso Díaz-Toledo.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Páramo urbano


La luz primera, le devuelve al páramo
la dureza diaria que llega hasta el horizonte,
alguna vez confié en que la clandestinidad
nocturna sería capaz de acabar con su presencia,
creí que la llegada del alba descubriría un paisaje nuevo,
una tierra menor en exigencias y de mayor generosidad,
pero el preludio del sol encuentra cada día lo mismo;
miles de sentencias de secano que arañan el ánimo,
y el frío inmisericorde, que parece muerte alada,
y no queda más remedio que apretar los dientes,
esos que apenas mastican un triste pedazo de pan
entre faena y faena, y continuar sin pensar,
porque en el páramo no es bueno pensar
más allá de donde alcanza la vista, no es bueno
buscar ese lugar en el que despiertan los sueños.

Dicen que en cada metro, y en cada piedra,
y en los matojos, casi liofilizados,
que viven agonizando miserablemente su vida,
hay una espera a la espera de la piedad del tiempo,
esperas que esperan la indulgencia final
que les lleve al final de su existencia,
y yo me pregunto sin atreverme a contestar,
porque sé que no soy más que una anécdota
manchada de polvo y sudor,  simplemente eso,
polvo y sudor anclados en el suelo del olvido.

No sé porqué sigo aquí, en este fin del mundo
que no deja de estrecharse en cada respiración,
no sé porqué sigo alimentando la lumbre
cuando se acercan los cielos negros y estrellados,
o porqué aireo este cuarto inmundo que es cárcel,
sólo sé que sueño con unos ojos que me miran,
y me dejan escalofríos de fiesta en la piel,
por eso espero a la primera luz del día,
por si con ella vienen poros despiertos,
y palabras sin miedo, y el olor al que sabe ella,
pero con el alba vuelve a llegar el páramo,
un páramo que no se moja con las gotas del rocío,
y vuelvo a pasar mis pasos pasando las horas,
y así muero, un poco más, en esta tierra del destierro.


“Páramo urbano”
© Ediciones Cambalache-Pokit in a pocket. Chus Alonso Díaz-Toledo.

martes, 9 de octubre de 2012

Pies y suelo, ojos y sueños


Lo cierto es que no siempre
me estrellé cuando quise volar,
sin la ayuda del viento
o el movimiento de unas alas,
y tampoco necesité del cansancio
para cerrar los ojos,
y saber que ya sabía soñar.

Nunca dejé de tener un pie
en el suelo,
aunque solamente
fuese de puntillas,
mientras con el otro caminaba,
paso a paso,
junto a las paradojas espaciales
de un firmamento atemporal,
y allí, en la inmensidad
de la velocidad de la luz,
perseguí rastros de hielo y de plata,
huellas de estrellas tan excepcionales,
que practicaban las vidas de una vida fugaz.

Tal vez por eso aprendí a recostar
las urgencias a la sombra de mis sombras,
y evité las luces de un mañana
con la posterior, e inevitable,
llegada de la oscuridad,
tal vez por eso ahora queda
una metáfora en mis manos,
y una ausencia que está
presente en los lugares diarios,
y un adiós a la espera,
junto la puerta,
de caracter puntualmente impuntual.


"Pies y suelo, ojos y sueños"
© Ediciones Cambalache - Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Árbol de siempre


¿Desde dónde viene el viento
que habla con sonidos de tu aroma?

Árbol de siempre,
yo quiero aprender a saberte
por los círculos de tu tiempo,
quiero conocer el idioma
de ese aire que te nombra,
a cada instante, sobre la faz
diaria que da rostro a mi ser.

En la savia de tus hojas
nace la tinta de mis letras,
en ella se fecundan los frutos
que quieren engalanar tus ramas,
porque no sé el abecedario,
ni la voz, más allá de donde
terminan tus fronteras,
por eso recorro la corteza,
que se vuelve piel de tus poros,
y me visto con la lluvia de otoño,
para que te empape en silencio,
y te bebo impaciente, como se bebe
la sed que viaja por caminos de dunas.

Quiero ser, grano a grano,
puñado a puñado, la tierra
en la que despiertan tus mañanas,
quiero sentir la raíz de ti,
aferrada a la vida, clavándose
en lo más hondo de mis días,
y que me susurren el cuento de las nubes
los hayedos que saben de tu infancia,
así seremos el rocío
que precede a la calma,
y despediremos al alba
o como dos verbos mojados,
que mezclan sus respiraciones,
bajo un cielo pintado
con las luces del universo añil.


 "Árbol de siempre"
© Ediciones Cambalache. Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

lunes, 20 de agosto de 2012

Testimonio

En su rostro,
la sonrisa que acuna
mi alma que vive en su mundo.

En su espalda,
la hermosura de un adiós
que me regala los buenos días.

En sus pechos,
las cimas donde descansa
mi calma teñida de sueño.

En su vientre,
el patio sin colegio
donde juegan los recreos.

En sus pies,
los pasos que con su andar
hacen girar el mundo.

No se requiere verbo
cuando se habla el abrazo,
ni cifras, cuando se cuentan
los motivos para el tacto
que están a la espera, en la piel.


"Testimonio"
© Ediciones Cambalache. pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

viernes, 10 de agosto de 2012

Palabra callada

Creo que hay una palabra, sin letras,
que aguarda tras el silencio, callada.

Está hecha con retales del pasado
y pedazos de un futuro, añorados en presente.

Son vocales, ahora en bocas mudas,
sin sonidos consonantes, por frágiles.

Es esa palabra, que nace blanca,
frente a unos ojos escritos en negro
como la sombra que regala el azahar al suelo.

Y todo el tiempo del tiempo parece poco,
cuando las horas se vuelven minutos por la piel,
y en cada segundo, nace de nuevo el primero.

"Palabra callada"
© Ediciones Cambalache. Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

viernes, 20 de julio de 2012

Una, dola, tela, catola.



Guardo un montón de canicas de colores
dentro de mis bolsillos, por la noche
las saco y les muestro la luna,
ellas la miran, la llaman Mamá Altura,
y luego, cuando mis manos las dejan
en el suelo, juegan en sus reflejos
a las mareas, con los charcos de la calle.

Cuando las recojo, vuelvo al lugar de la ruina,
el absurdo de unas ventanas cerradas,
con los cristales rotos, cuadra mi atención
como si fuese sol sobre el horizonte,
mientras en el suelo germinan las semillas
penetrantes del olor humedo de la humedad,
humedad de tiempo largo y oscuro,
humedad triste, humedad de dolores resecos,
te riega el aire agrío del descontento
y te oréa el sol callado de la desolación.

Mis ojos se acomodan a la penumbra compañera,
soy y estoy en el centro de mi entorno,
espero a que el verbo de la luz deje de ser
un discurso mudo, de ánimo negro,
para ver los rincones de aquel fracaso,
son disidencias de recuerdos sin memoria del tiempo,
rechazos rechazados, muertes muertas,
y me siento soluble en un mar siniestro.

El polvo convive con el olvido frente a mí,
ambos se zurcen por las esquinas del suelo,
el viento los agrupa como si fuesen
agua y limo para el alma del delta,
los resguarda dentro de noventa
grados de ángulos rectos,
como recuerdos de personalidad obtusa
y veracidad punzantemente aguda.

Comienzo a sentir este espacio
como playa para los restos de un naufragio,
ahora sé que las calles no eran tan largas,
y tampoco eran tan anchas las aceras
por las que corrían los días sin escuela,
ahora, que llego a los timbres de las puertas
sin ponerme de puntillas, me doy cuenta
de que las distancias y las alturas son
metáforas sujetas a la vida de un reloj,
y por eso meto mis manos en los bolsillos,
y siento la suavidad circular de las canicas
acariciándome las manos, por los dedos,
y miro al cielo para buscar a la luna,
y saco las canicas para que la miren,
y ellas la llaman Mamá Altura,
y luego, cuando las dejo en el suelo,
juegan en sus reflejos a las mareas,
en los charcos con lunares de la calle.

"Una, dola, tela, catola"
© Ediciones Cambalache. Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

sábado, 14 de julio de 2012

Axioma de un color

El blanco se inunda de rojo,
de rojo caliente, no comprendo
esta sangre que tiñe el papel,
mis palabras se secaron
hace tiempo como si fuesen
suspiros de sal sin cristal,
mis letras se asemejan
a las flores muertas que mueren
sobre las lápidas del olvido,
son frases de tez pálida,
pensamientos que se contraen
dolorosamente con el cansancio
que borra el color de los días.

En mis venas se despiertan
mil delirios de fuego líquido,
propuestas ingrávidas de atención,
incesantemente silenciosas,
saben que vagamos juntos
por el último de nuestros universos,
es un universo de susurros letales
y de polvo fatal, que se disuelve
en un cosmos donde la sombra
se adueña invariablemente de la luz,
para convertirla en una eternidad
que no deja de dar a luz penumbras.

Un lugar, hecho con muchos lugares,
se levanta en la memoria inmediata,
no tiene orden ni punto cardinal,
parece un sueño dentro de otro sueño,
o una vigilia de mirada inquietante,
no hay gente, ni huellas de recuerdos,
sólo hay espacios atormentados
con la dureza de la tierra seca,
horizontes de cielos desiertos,
y siento a la sonrisa de la desolación
brotando en mis labios, está fría,
tanto que sonreírla duele en los dientes,
y callo un poco más con cada segundo,
y cierro los ojos como si fuese muerte.


"Axioma de un color"
© Ediciones Cambalache Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

jueves, 12 de julio de 2012

A escondidas

En la intención de mis manos
habita tu piel desnuda,
con ellas, de a poquito,
te recorro, poro a poro,
cuando el alba aún
no sabe que será alba,
y la luz de la luna te recita
con palabras discretas,
hechas de ceniza y de plata.

Tienes el bosque en el alma,
y tus sueños son los dueños
del desierto de las dunas viajeras,
porque eres madera y arena,
calor y calma, camino y destino
en los zapatos de un niño
que no quiere dejar de soñar,
y te vuelves laguna para las nubes,
o copla que rompe el silencio,
y el viento dice tu nombre
que tiene recuerdos de olivos y de pan.


"A escondidas"
© Ediciones Cambalache Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

martes, 26 de junio de 2012

Suposición


Podría ser una furia
capaz de romper
la historia de la luz,
o también un grito
de tono nocturno,
venido del otro lado de la calle.

Podría ser la penumbra
que posa sus sombras
más allá de la puerta,
o un sueño parido antes
de comenzarse a soñar.

Sin ruido, se desliza
como serpiente de agua
con ojos de fuego,
acomodando sus formas
a la insolente paciencia
de quien sabe el secreto
de la eternidad y su dolor.

En su sangre de hielo
discurre la muerte que vive la vida,
y me atrapa en sus abismos,
como el vacío atrapa
la decisión del suicida,
y se vierte dentro de mis venas,
y me deja un poema mudo
junto a un ocaso incierto,
y el paisaje es un ser muerto
dentro de las noches de sal.


"Suposición"
© Ediciones Cambalache. chus alonso díaz-toledo.

lunes, 11 de junio de 2012

Los haikus de Mara

Afuera llueve
Me quedé con el calor
De tus palabras

Viniste de lejos
No se cuando te irás
Pero con  algo de ti me quedo

No  sé nada de ti
Me  intrigas
Quiero conocerte

Llegaste inesperadamente
Con vino, arte, música y fragancias
Fui tu morada y fuiste mi huésped

Tu paz me abraza
Y me estremece

"Los haikus"
© Mara González.


Mara González es una gran amiga mía, ella cuenta la vida como la vive, sin tiempos en blanco ni lugares perdidos. Ella, y don Mario Benedetti, me enseñaron a amar Montevideo, y lo hicieron sin casi saberlo, solamente con sus palabras de sentido fotográfico.
Os dejo una muestra de sus letras, son excepcionales, como la calidad humana de mi querida amiga uruguaya.

Muchas gracias por tu regalo, Mara.
-chus-


miércoles, 25 de abril de 2012

Deserciones

Siento cómo el frío se extiende
por cada centímetro de la piel,
mi sangre se contrae, gélida,
entre grandes espacios de aire
que se reiteran, con alevosía,
por los prólogos de cada recuerdo.

La locura sería un remedio capaz
para este tiempo de verbo mudo,
o para el vacío que me guía hasta
los primeros pasos del amanecer,
locura, coautora de mi propia locura,
cómplice en la búsqueda incesante,
compañera de cabello desaliñado
a causa de un pensamiento libre,
te pretendo como se pretenden
los besos perdidos en los labios del ayer.

La humedad de este río geométrico
me cala hasta el alma de los huesos,
no quedan veredas para los paseos,
los álamos se secaron bajo la lluvia
de mil nubes cargadas de exilios,
y en la penumbra se decapitan los arbustos
que tuercen las guías de sus vidas,
para encontrar la necesaria luz del sol,
y en medio de tanta desolación
me vuelvo un entorno para las lejanías,
y escribo versos en las esquinas
para las putas que cantan canciones de amor...


... y acaricié el cabello de aquella mujer de nombre desconocido, la palidez de su rostro era tan cautivadora como lo es la luna plena. No supe cómo había llegado hasta ese cuarto, y aunque mi memoria se perdía en algún momento anterior a la medianoche, no conseguía dejar de escuchar su sonido en mi cabeza. Tenía la sensación de estar lejos, muy lejos de cualquier lugar conocido por mí o por mis recuerdos.
El olor del sueño de esa mujer que dormía a mi lado no me era desconocido, era un aroma repleto de sensaciones pasadas y generoso en la oferta pero, hermético en las descripciones. La luz comenzaba a abrirse paso entre las gastadas fibras de unas cortinas cansadas de tamizar amaneceres, las paredes de la estancia parecían también cansadas, sus desconchones hacían públicos los diferentes colores que la habían decorado a lo largo de su historia. Una mesilla de madera junto a la cama y dos sillas, de estilo indefinido, eran todo el mobiliario que aquel lugar ofrecía a sus ocupantes. Lo cierto es que aquello, los muebles y las paredes, las cortinas, las sillas o la mesilla, eran elementos prescindibles en ese momento. Mi atención por la realidad de aquella habitación se debía más a la intención de ubicarme, en algún momento del espacio, que a un espontáneo gusto por el interiorismo ajeno. Una vez que me supe perdido del todo, y realmente; sin muchas ganas de encontrarme de nuevo, me acerqué a la calidez de aquel cuerpo desnudo llegado desde la noche. Me abrigué con su calor, ayudé a que los segundos se amontonasen dentro de los minutos que no escuchan el "tic-tac" del tiempo que marcan los relojes, y dejé que el aliento cercano de su sueño alentase mis sueños. El silencio se puso al servicio de sus latidos y acomodé mi cuerpo a las formas de su descanso. Aquel universo era mi realidad en aquel instante, y así lo comprendí. Era indiscutible que fuera, al otro lado de la puerta y más allá de las paredes, había otro universo cargado de exigencias y de prioridades, pero la calma buscada estaba en los poros de la piel que tocaba mi piel en ese instante, y no en los universos paralelos de cuerdas asfixiantes. Mis ojos comenzaron a cerrarse, pero antes de que la pretendida lucidez me abandonase por completo, sentí como aquella mujer repetía el ejercicio llevado por mi momentos antes, mimetizándose en mis formas hasta formar una sola figura de origen binario...

... y cuando desperté, encontré
las reclamaciones de los creyentes,
y las decepciones de las ciencia,
también pude ver la inmensidad
de los océanos cósmicos,
eran extensiones inabarcables
por el poder de la imaginación,
y a mi lado seguía ella, callada,
con la misma palidez silenciosa,
y supe que no debía saber su nombre,
supe que no debía despertar su atención,
y callé a su lado, porque su voz
me traería el frío invencible,
mientras el universo se comprimía
dentro del mundo de esa habitación.   


“deserciones”
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

martes, 3 de abril de 2012

Kilómetro cero

Sé que añoraré esos minutos
cotidianos que solamente
se sienten cuando ya no están,
padeceré la torpeza de la seguridad,
y seguirán sucediendo los lugares
donde pasé mis días,
y echaré de menos los botones
desabrochados de tu ropa disidente,
y pensaré en el color de tu desnudez
junto al otoño que desviste a los árboles.

Llevaré la memoria como
si fuese un recuerdo de papel,
cuidadosamente doblada
dentro de los bolsillos del alma,
y sé que pasarán por encima las fechas
con su férrea disciplina del olvido,
y  tal vez llegue a olvidar un día
que mi día está a la espalda de otras noches,
y me nacerán las vigilias desconocidas
en la pesadez de los párpados,
y habitaré en la parte cercana
de todas las demás lejanías,
como palabra escrita con tinta muda,
y volveré a ser silencio, casi eterno,
en las estrellas que brillan
escondiendo la verdad original de su nombre.

"Kilómetro cero"
© Ediciones Cambalache. Pokit in a pocket chus alonso díaz-toledo.

lunes, 26 de marzo de 2012

Hijos de la soledad

La extrema quietud de la luz
hace que parezca que tiene peso,
tanto que el silencio se deshoja
con la carga presente de otoños,
ya no quedan colores chillones,
ni carpas de feria con olor a chocolate,
ahora la soledad inventa, imagina,
tiene que recrearse para no morir así,
olvidada dentro de un sueño
que se duerme siendo solamente un sueño.

Y la soledad levanta el vuelo,
y la sombra de sus pies
se alza sobre la racionalidad del suelo,
y brota el comienzo de los universos
que no nacieron para suceder,
espacios hechos a la medida
exacta de cada urgencia ignorada,
lugares sin las grietas abiertas
de las decisiones tridimensionales,
y las exigencias parecen ser
un poco menos exigentes,
y las prisas nunca llegan a ser tarde,
pero la soledad no puede olvidarse,
no consigue escapar a la severidad
numérica que da cuerpo a la realidad,
y deja que la sal del mar haga
una costra con la forma de sus formas,
y calla como si fuese un retazo de la nada,
y en la nada deja que sigan transcurriendo
las fechas condenadas de los hijos de la soledad.


"Hijos de la soledad"
© Ediciones Cambalache. Pokit in a pocket chus alonso díaz-toledo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Variabilidad y concurrencias


Te descubro como se descubre
que la distancia tiene el sabor del vértigo,
sin la lógica premeditada de la ciencia,
sin la severidad segmentada de los mapas,
porque te encuentro como enero
encuentra en el año a febrero,
por esa inercia espacial que tiene el tiempo,
y por la casualidad inquebrantable
de las olas que ponen a nuestros pies,
una y otra vez, cosquillas rizadas de mar.

Podrías ser la sed que dejó el silencio,
cuando el silencio se dijo en otras bocas,
sed naúfraga, a la deriva en el vaso
que se llena con las ausencias,
sed marrón, hecha con cuero viejo,
sed desahuciada por la lluvia y por abril,
espiral de caracolas mudas que se agrietan
a golpe de sol y poliédricos brillos de sal.

Y me condenas a la inmensidad del primer
desierto muerto sobre la arena,
mientras la vida me sigue y me espera
dando vueltas al otro lado de un cristal,
y yo te intento aunque estés escrita
con el surrealismo de la caligrafía ajena,
y el verbo que nos niega la vida
para justificar su propia muerte,
y como si quisiera ser viento inmóvil,
ante la horizontalidad del pensamiento
y la verticalidad de las sentencias,
te dejo para darle un sentido al mañana
que será, un poco más tarde, otra parte del ayer.


"Variabilidad y concurrencias"
© Ediciones Cambalache. chus alonso díaz-toledo

domingo, 29 de enero de 2012

Lugar


Por ejemplo, en la luz ámbar
del cuarto que atardece
con los mismos pasos del día,
o en el primer árbol que regala
su sombra a las piedras de la vereda,
y también en las manos,
esas que se amasan en las horas
tempranas del pan diario,
y en el temblor luminoso,
de calor y de fuego,
que baila contra la severidad
que tienen las calles de enero,
y en las citas que esperan
en la última de las esquinas,
y en la eternidad del sur,
cuando Cádiz se viste
con el alma insomne de carnaval.

Son tantos los lugares
en un mismo lugar,
tantos los tiempos dentro
del mismo tiempo del tiempo,
como las distancias que la razón
levanta en los sentidos milimétricos,
y mientras toda la metafísica
se vuelve endecasílaba,
sin grandes alborotos y sin brillos,
un abrazo perdido reniega
de las líneas rectas,
mientras una gota de luna
flota sobre el baile nocturno
que tiene el agua,
en la noche ondulada de cualquier mar.


"Lugar"
© Ediciones Cambalache. chus alonso díaz-toledo.

jueves, 12 de enero de 2012

Cristales de ciudad


Me preguntas por la tristeza
de la ciudad en las ventanas,
y pienso en las lágrimas lejanas
a las que no se escucha llorar.

¿Acaso conocen los cristales
la verdad de la pena que los moja?

Ellos cuentan las gotas,
son el lecho que las siente
resbalar por los caminos
mínimos de un mar imposible,
y brillan sobre la urgencia
de las calles donde se pierden
los paraguas de los nombres anónimos.

Así, en cualquier sitio
de cualquier lugar,
el día es una película que calla
cuando las nubes tienen la palabra,
y los vidrios cuadriculados
toman el espíritu de las hojas,
y en las tormentas del libro de otoño
crecen charcos como reflejos de cielo,
son cielos desnudos de cielo,
cielos vestidos con humo de agua
y recuerdos de vientos rizados.

Cristales de orgullo herido
por la indiferencia de las piedras,
multiplicaciones de verdades visuales,
llegadas desde la obligación
que se encierra en la mentira,
luminosamente metropolitanos,
herméticamente cerrados,
como si fuesen templos de la vida
mortalmente herida en horario laboral,
y el silencio se amordaza
con el fruto de la arena fundida,
y los sonidos son espejismos
de otro mundo, al otro lado del ventanal.

"Cristales de ciudad"
© Ediciones Cambalache. chus alonso díaz-toledo.