lunes, 8 de marzo de 2010

Monocotiledóneas y libretos

Esconder la sencillez
tras las cortinas del teatro,
complicar los dos nudos
que nos atan a la nada,
sin ser más sencillo,
es menos ruidoso
que la simpleza de la realidad,
y sin embargo,
torcemos las cuerdas
hasta alcanzar el color morado,
y exprimimos el aire
en busca de respuestas,
y si las respuestas están
opuestas, frente a frente,
quietas, mirándose a hurtadillas
a través de un cristal,
alguna vez debieron
llamarse transparentes,
como el mes de abril
al que no supimos llamar.

Entonces, y en silencio,
las hojas del suelo se esconden
entre tantos y tantos otoños,
que podrían ser toda una vida,
o solamente otoños
de noches concretas
con vuelos a ras de piel,
noches blancas de luz
y de luna cenicienta,
noches sin prisas para la noche,
noches que saben exactas,
tanto como preciso es el sabor
que nombra de cerca a tu piel.
 
"Monocotiledóneas y libretos"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.