lunes, 30 de marzo de 2009

Dieciocho de enero

Si te dijese que estás
en cada gramo del aire
que vivo, y respiro,
puede que me creas loco,
pero vives inmersa en él,
y aunque las bocanadas
que me alimentan
son de llegadas, y de ausencias,
se hacen tan necesarias
para el ejercicio del pulmón.

Porque tienes el aroma de la savia
que fluye por la madera nueva,
y la presencia inquieta del río
que vuelve con la primavera,
ese que se lleva la nieve,
para hacerla transparente,
hasta la orilla del mar,
y se acurruca en las curvas
que nacen en los atardeceres,
donde la tierra parece
un escondite perfecto
para el silencio leve de la calma.

Estás en las copas verdes
que barren las nubes del cielo,
y en todos los papeles en blanco
que se amontonan en mi mesa,
y en el primer café del día,
ese al que tu piel le pidió el color,
durante dieciocho noches de enero,
para memorizarlo por siempre
sobre la piel que te hace a ti.

Y es que eres cada uno de los pasos
necesarios en los que me muevo,
y también los próximos caminos
que me quedan por andar,
te busco en los destinos marcados
sobre todos los mapas conocidos,
porque ya no quedan kilómetros
que se cansen en mis botas,
ni soledades de rincones invencibles,
ni lugares imposibles
donde estés, y yo no quiera llegar.

"Dieciocho de enero"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

martes, 3 de marzo de 2009

Teatro de salón

La vieja vela aún se mantiene
encendida sobre los recuerdos
de su propia memoria de cera,
me regala la cálida luz naranja
por la que sueles discurrir
como si fueras aceite eterno,
y también me deja cien palabras
que se arrugan en el fondo mudo
de los mundos de la papelera.

Por las paredes de la habitación
nacen teatros de sombras
que hablan en chino mandarín,
son formas casi incomprensibles,
bailan al ritmo del fuego vivo,
en ellas vuelvo a escucharte
como si fueses el silencio
que se habla por las afueras,
y dejo que mi mano tape
los recovecos de la noche
por los que te escapas descalza.

No sabría elegirte por defecto,
ni descartar tu magia epistolar,
pero fuiste tan cierta en cada día,
y tan presente en las esperas,
que ahora me pareces el sueño
que nunca llegué a dormir.


“Teatro de salón”
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo