miércoles, 21 de octubre de 2009

Instantánea de un lugar

Entre remolinos de aire
con gusto a viento,
y libros gastados
a la sombra de abril,
se encontraban los dos,
en silencio,
con las manos atentas
al atrevimiento del tacto,
y los pasos tan quietos,
como las calles vacías
que duermen sin sol.

En su piel diaria,
tenían los colores
de una mezquita morena,
su fortuna era la calma
que desprende el azahar,
y no necesitaron cortinas
para las ventanas,
ni sillones para los salones,
y dejaron que la noche
fuese una sorpresa llegada
desde cualquier lugar.

Eran dos apuestas ciegas
contra la ausencia,
dos teorías encontradas
en el mundo infinitesimal,
y supieron que el final
estaba presente,
y recordaron el principio
de su pasado,
y usaron aquel momento
para no olvidarlo jamás.
 
"Instantánea de un momento"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

martes, 13 de octubre de 2009

"Intentación"

Quiso ser poeta,
y devolver la verdad
al dolor que duele,
por eso borró de sus letras
las metáforas,
y quemó las hojas
que pueblan
los suelos del otoño,
y abrió los mapas antiguos
de los lugares
en los que vivió su soledad.

Aprendió a rechazar el adorno
que falsifica la tristeza,
no quería llenar con plata
las noches de sus recuerdos,
porque la Luna no camina,
ni tiene memoria,
y en la noche hay noche,
mucha noche, noche
que huele a abandono,
y que se vuelve día
tras las cortinas de la verdad.

Intentó ser poeta,
y quiso que la muerte
tuviera el olor de la muerte,
y que las asusencias
volviesen a habitar los vacíos,
y cerró la boca
para evitar los besos,
y amenazó a sus manos
con las frases de los puños,
y se arañó con las caricias
que no volverían a acariciar.

Dejó sobre el papel
la palabra amor,
y el papel enmudeció,
y se agrietó al sentir su peso,
y describió la distancia
con la rotundidad de la lejanía
que no se llega a ver,
y tuvo miedo al decir temor,
y la sed empapó sus labios
cuando nombró la sal,
y se abrazó a la nada,
como se abraza el viento
a las horas del vendaval.

"Intentación"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

domingo, 4 de octubre de 2009

Tarde, y otoño

Como cada tarde, el otoño
se presenta en el aire,
trae el olor de la savia dormida,
pedazos de memoria que nacen
por los recovecos del aire,
y me desnuda el cielo
de cada una de sus tormentas,
y rechazo el barro primigenio
que niega la libertad,
mientras me moldeo
en las calles de barrio,
las que aún siguen sin asfaltar.

Como cada tarde, el otoño
me invita a sentarme
en su tiempo de huellas paralelas,
son vías muertas repletas
de siluetas que menguan
cuando desaparece la luna,
y el momento instantáneo
se detiene durante una vida,
y toma el tren puntual
en el que viaja su estación.

Busco en las letras que dicen
desde cualquier lugar,
desenredo los nudos del recuerdo,
cosecho las canciones
sembradas en surcos de vinilo,
y esparzo todas las notas
sobre la quietud de la mesa,
y el presente es un terremoto,
con el epicentro en el centro de ayer.


"Tarde, y otoño"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.