Ocurrió que salió a la calle
y tuvo una sensación flotante en todo su cuerpo. Su voz era un grito, lleno de
millones de gritos, que formaba un sonido grave y colosal. Se miró los dedos,
vio que eran diez teoremas sin formular, pero con una estructura sólida y
definida, y con el razonamiento táctil floreciendo desde las raíces de la piel.
Cuando su vista abandonó aquellos "diez no-mandamientos
no-creyentes", observó el lustre de sus zapatos, en ellos estaba el brillo
del cansancio de las calles caminadas sin llegar al destino querido, y sus cordones
caían, deshilachados, en un claro acto de protesta en contra de las ataduras
que aprisionan y amordazan. Nunca gastó sombrero, siempre prefirió que sus
pensamientos tuviesen la lúcida compañía del sol, y tampoco usó corbata, así su
cuello no oprimiría la exigencia que muchas veces la garganta requería para
tragar la saliva amarga cotidiana.
Apuró el cigarrillo que
tenía entre sus dedos, lo aspiró como si fuese el último de los cigarrillos, y
expulsó el humo con la rotundidad de un barco a vapor, y desamarró sus miedos
de la tierra, y atracó la central de aquel banco de conciencia aséptica, para
que no naufragase más la humanidad.
"Historia del hombre barco y un banco"
Fragmento de:
"Los cuentos que nunca me contaron"
© Pokit in a poket. Chus Alonso Díaz-Toledo.
"Historia del hombre barco y un banco"
Fragmento de:
"Los cuentos que nunca me contaron"
© Pokit in a poket. Chus Alonso Díaz-Toledo.
3 comentarios:
Maravilloso, Chus.
Besos
-rkl-
Qué buenísimo, Chus. Me fascina esta manera de invocar la realidad. Es tuya.
Un abrazo fuerte
Me ha encantado, tiene lirismo y realidad. Además no es necesario ver el autor, son letras tuyas y solamente tuyas porque solo tú cuentas así las cosas.
Un beso guapo.
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