domingo, 2 de enero de 2011

Viajero accidental

Salió hasta donde las puertas
se cierran por los bordes del viento,
en sus pies calzaba las zapatillas
de andar por los pensamientos,
fue entonces cuando supo que quería
saber por el origen de los olores,
tuvo curiosidad por el porqué
de aquel idioma sin ruido que tanto decía,
y también pensó en cómo podría aventurarse
hasta las cuerdas vocales del primer instante,
así podría conocer la verdadera voz de la voz,
y por qué no, el sentido que tienen
las agujas del tiempo, cuando en el espacio
se reduce el tiempo, también tuvo su atención.

Quiso llegar hasta el comienzo del horizonte,
en su equipaje, un sencillo saco de tela,
volcó un puñado de anillos de madera,
pues ellos eran los dueños
de la paciencia centenaria de los árboles,
y se inventó los mapas de las tierras
que guiarían sus pasos hasta donde duerme la luz,
y le tuvo que preguntar al vacío
por las manos en las que se hallaban las respuestas,
y el vacío se hizo mil añicos de color añil,
y renació convertido en una cabeza
de elefante parlante, con acento francés,
mientras sobre las nubes llovían las almas
de cien mil cántaros de barro,
y dos tazas de té, tomando el tren de las cinco,
cubrían sus cabezas blancas de humo
con los sombreros viajeros de René Magritte.


“Viajero accidental”
© Ediciones Cambalache. Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

3 comentarios:

Belle dijo...

Como siempre se hace difícil comentar algo que no suene a cumplido, pero cuando se cuenta como tú y las palabras se hacen piel extraordinario es lo menos que se puede teclear.

Qu el nuevo año nos deje más de estos...y de tí.

Laura dijo...

No sabes lo que me alegra volver a leerte, Chus. He estado perdida por esos mundos a los que no llegan las modernidades y mucho menos Internet, echaba de menos tus páginas. Llego y me encuentro en primer lugar ese viaje accidental... ¡Qué decir! Extraordinario, pienso lo mismo que Belle, no voy a intentar ser original porque esa palabra es perfecta.
Besos, Chus.

white dijo...

Feliz año, Chus. Te dejo un puñado de besos