martes, 5 de febrero de 2013

Silencios sin a, e, i, o, u.

Te nombré dentro del silencio gélido,
imaginé tus formas en el vacío sideral,
escuché el susurro de la distancia,
el que se oye cuando se agota el reloj,
tuve, y te tuve, en las hojas en blanco
que le dan razón a las sílabas mudas,
porque hoy, ahora, cuando la noche
se convierte en una metáfora hiriente,
la boca de las palabras no tiene vocales,
ahora, cuando la luz de la lámpara
se olvida de las paredes de la habitación,
me hubiese gustado ser Katmandú,
o el parque que se desnuda y te desnuda,
porque ahora, mi yo es un sin mí,
y me guardo como si fuese el bolsillo,
y te escribo para no volverme a confundir.

"Silencios sin a, e, i, o, u."
© Ediciones Cambalache. Chus Alonso Díaz-Toledo.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Aunas inocencia y desolación. Es tremendo leerte, una no sabe si va a terminar tronchándose de risa, o llorando como una Magdalena.
Creas adicción, no sé si lo sabes.
Besos adictos a tus versos.

Almudena dijo...

Traes ilusiones a las personas, la regalas con tu voz pausada y con tus manos que no dejan de moverse cuando hablas. Se reconoce la honestidad en tu mirada, escribes exactamente como hablas, regalando sin pedir nada a cambio. Soy Almudena, la española que se ríe contigo cuando te encuentro en la Rambla mirando al horizonte, y seguro que encontrando en él lo que la mayoría de nosotros no somos capaces de ver.
Recuerdos de Marcelo y un beso de mi parte.