martes, 9 de octubre de 2012

Pies y suelo, ojos y sueños


Lo cierto es que no siempre
me estrellé cuando quise volar,
sin la ayuda del viento
o el movimiento de unas alas,
y tampoco necesité del cansancio
para cerrar los ojos,
y saber que ya sabía soñar.

Nunca dejé de tener un pie
en el suelo,
aunque solamente
fuese de puntillas,
mientras con el otro caminaba,
paso a paso,
junto a las paradojas espaciales
de un firmamento atemporal,
y allí, en la inmensidad
de la velocidad de la luz,
perseguí rastros de hielo y de plata,
huellas de estrellas tan excepcionales,
que practicaban las vidas de una vida fugaz.

Tal vez por eso aprendí a recostar
las urgencias a la sombra de mis sombras,
y evité las luces de un mañana
con la posterior, e inevitable,
llegada de la oscuridad,
tal vez por eso ahora queda
una metáfora en mis manos,
y una ausencia que está
presente en los lugares diarios,
y un adiós a la espera,
junto la puerta,
de caracter puntualmente impuntual.


"Pies y suelo, ojos y sueños"
© Ediciones Cambalache - Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta tu poesía asi, medio canalla medio soñadora.Besos desde el cono sur.

-rkl-

Anónimo dijo...

Siempre tan tú...