jueves, 23 de julio de 2009

Solsticio de un lugar

Entonces fue cuando ocurrió,
y se alborotaron los árboles,
como si fuesen las danzas
de las llamas en el fuego,
y quise tenerte en la palabra,
y quebrar la superficie del silencio,
pero encontré la huella reseca
de un pedazo de retórica sin usar.

No sabes que se le olvidó la luz
a la mayoría de los días,
apenas quedó un instante, nada más,
y luego todo fue
para que fuese más tarde,
como las caricias distantes
de los amantes que no tienen remedio,
o como el mañana
que nunca llegará a ser hoy,
es por eso que tuvimos
que burlarnos del tiempo,
tal vez en él quede un hueco
para las almas que aman en vilo,
esas que se pasean descalzas
por el filo inseguro del corazón.


"Solsticio de un lugar"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

5 comentarios:

white dijo...

Solsticio de un lugar
días sin noches que no tuvieron días
parajes desparejados
almas somnolientas
que no descansan para no olvidar
que todo lo que vivieron
fueron sueños en el horizonte de de sus miradas.

Un beso Chus.

white dijo...

Con tu permiso he subido a mi blog el comentario anterior con un enlace a tu página. Besos, Hermi

bajamar dijo...

oh! que precioso poéma

los solsticios son un periodo de renuevo, aquí los más antiguos, en el de invierno celebraban, celebran, un nuevo comenzar...la noche más larga..y luego la luz renovada, la conjugación para el brote...pero claro, hay ocasiones en que se extiende la noche más de lo previsto...lo bueno del cambio de camisa de las estaciones es que sucede, a tiempo o destiempo, sucede...bueno en realidad es un misterio todo

demasiadas palabras las mías, si basta con las tuyas

hermoso poéma

un agrado leérte, saludos

Ariadna dijo...

Me recuerda a una tarde en El Retiro, me hablaste sobre el empeño del ser humano en teorizar sobre todo, y en hacerlo desde la abstracción. Dijiste que hay cosas que son demasiado concretas, como para abstraer el pensamiento para definirlas. Dijiste que eran cosas que pesan en los hombros, que aprietan en la garganta, o que se sienten anudadas en la boca del estómago (lo recuerdo literalmente, porque me impactaste más de lo normal esa tarde). Y para terminar dijiste que la tierra giraba, y que a eso se debían los solsticios, pero que nadie se había ocupado de ocuparse del la órbita humana que vive en el solsticio de un lugar.
Perdona por dar tantos datos, pero charlas como la de esa tarde no deberían perderse nunca.

Chus, un beso lleno de cariño, y como diría nuestro común amigo Álvaro, lleno de mi admiración.

Bambo dijo...

Almas que pasean descalzas...

Sí, las hay.

Inseguras. A veces tristes.

Casi siempre inseguras y tristes.

El cambio llega pero no se va.

Se solapa. Se integra en las horas

y en los días.

En los labios descarnados

y en las sonrisas de compromiso.

Hay cosas, sí, que no tienen remedio.

Y también hay amantes, sí,

que quieren un remedio

para sus caricias distantes.

Se puede aprender a andar.

De un día para otro.

Y se puede olvidar en un instante.

Sin más lamentos que los que se escapan

de los zapatos arrinconados.


Beso, Chús.

Como siempre, tus palabras son una guía hacia lo extraordinario.