Cuando toquen a muerte,
recogeré una caracola
para no olvidar las palabras del mar,
y se besarán la sal, y la espuma,
sobre la ola que aprendió
a decirnos adiós,
y también tendré la astilla
de un lápiz de madera
clavada en mis dedos,
por todas las palabras
que no pude llegar a contar,
y miraré la mirada de un niño,
y escucharé el silencio de la vida,
porque, cuando toquen a muerte,
no quedarán paisajes,
ni los rizos de tu pelo de niña,
solamente habrá cosmos,
universo en su grado inverso,
y un libro de segunda mano
en medio de una mesa en soledad.
"Cuando toquen a muerte"
© Ediciones Cambalache. chus alonso díaz-toledo
viernes, 27 de agosto de 2010
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2 comentarios:
Tiene tanta tristeza como calidad, poesía con todas las letras.
Besos
-rkl-
Coincido con rkl, es un poema denso en el buen sentido de la palabra.
Un abrazo
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