miércoles, 25 de abril de 2012

Deserciones

Siento cómo el frío se extiende
por cada centímetro de la piel,
mi sangre se contrae, gélida,
entre grandes espacios de aire
que se reiteran, con alevosía,
por los prólogos de cada recuerdo.

La locura sería un remedio capaz
para este tiempo de verbo mudo,
o para el vacío que me guía hasta
los primeros pasos del amanecer,
locura, coautora de mi propia locura,
cómplice en la búsqueda incesante,
compañera de cabello desaliñado
a causa de un pensamiento libre,
te pretendo como se pretenden
los besos perdidos en los labios del ayer.

La humedad de este río geométrico
me cala hasta el alma de los huesos,
no quedan veredas para los paseos,
los álamos se secaron bajo la lluvia
de mil nubes cargadas de exilios,
y en la penumbra se decapitan los arbustos
que tuercen las guías de sus vidas,
para encontrar la necesaria luz del sol,
y en medio de tanta desolación
me vuelvo un entorno para las lejanías,
y escribo versos en las esquinas
para las putas que cantan canciones de amor...


... y acaricié el cabello de aquella mujer de nombre desconocido, la palidez de su rostro era tan cautivadora como lo es la luna plena. No supe cómo había llegado hasta ese cuarto, y aunque mi memoria se perdía en algún momento anterior a la medianoche, no conseguía dejar de escuchar su sonido en mi cabeza. Tenía la sensación de estar lejos, muy lejos de cualquier lugar conocido por mí o por mis recuerdos.
El olor del sueño de esa mujer que dormía a mi lado no me era desconocido, era un aroma repleto de sensaciones pasadas y generoso en la oferta pero, hermético en las descripciones. La luz comenzaba a abrirse paso entre las gastadas fibras de unas cortinas cansadas de tamizar amaneceres, las paredes de la estancia parecían también cansadas, sus desconchones hacían públicos los diferentes colores que la habían decorado a lo largo de su historia. Una mesilla de madera junto a la cama y dos sillas, de estilo indefinido, eran todo el mobiliario que aquel lugar ofrecía a sus ocupantes. Lo cierto es que aquello, los muebles y las paredes, las cortinas, las sillas o la mesilla, eran elementos prescindibles en ese momento. Mi atención por la realidad de aquella habitación se debía más a la intención de ubicarme, en algún momento del espacio, que a un espontáneo gusto por el interiorismo ajeno. Una vez que me supe perdido del todo, y realmente; sin muchas ganas de encontrarme de nuevo, me acerqué a la calidez de aquel cuerpo desnudo llegado desde la noche. Me abrigué con su calor, ayudé a que los segundos se amontonasen dentro de los minutos que no escuchan el "tic-tac" del tiempo que marcan los relojes, y dejé que el aliento cercano de su sueño alentase mis sueños. El silencio se puso al servicio de sus latidos y acomodé mi cuerpo a las formas de su descanso. Aquel universo era mi realidad en aquel instante, y así lo comprendí. Era indiscutible que fuera, al otro lado de la puerta y más allá de las paredes, había otro universo cargado de exigencias y de prioridades, pero la calma buscada estaba en los poros de la piel que tocaba mi piel en ese instante, y no en los universos paralelos de cuerdas asfixiantes. Mis ojos comenzaron a cerrarse, pero antes de que la pretendida lucidez me abandonase por completo, sentí como aquella mujer repetía el ejercicio llevado por mi momentos antes, mimetizándose en mis formas hasta formar una sola figura de origen binario...

... y cuando desperté, encontré
las reclamaciones de los creyentes,
y las decepciones de las ciencia,
también pude ver la inmensidad
de los océanos cósmicos,
eran extensiones inabarcables
por el poder de la imaginación,
y a mi lado seguía ella, callada,
con la misma palidez silenciosa,
y supe que no debía saber su nombre,
supe que no debía despertar su atención,
y callé a su lado, porque su voz
me traería el frío invencible,
mientras el universo se comprimía
dentro del mundo de esa habitación.   


“deserciones”
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

8 comentarios:

El gallinero de Rosa dijo...

Como me ha gustado Chus !.
Felicidades primo.

Manuel Marcos dijo...

Ese excurso de prosa en el centro no lo he leído, me lo he saltado descaradamente hacia el final. Es vibrante Jesús, una locura coautora de sí misma, soltando la pluma contra los universos paralelos. Aire.

Álvaro dijo...

Delicioso, mi querido amigo, el mestizaje que lleva a cabo en este cuento es un ejercicio de locura racional. Usted es un habitante de las sombras que tiene luz propia.
Un abrazo afectuoso.

Pokito Pokit dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pokito Pokit dijo...

Me alegra que te haya gustado, Rosa, gracias por dejar una parte de tu tiempo aquí, hagas ruido o no lo hagas al pasar. Un beso grande desde la primavera de Madriz, prima.


Manuel, has hecho bien, de hecho yo no suelo leerme, me leo lo indispensable, y no es mucho. Me alegra que te haya gustado. Dicen que la locura practica el canibalismo, aunque también se podría decir que la locura se autoabastece, o sea, la locura es sostenible. Un abrazo.


Álvaro, gracias a usted por llamarme habitante de las sombras con luz propia, espero que si me lo tomo como una metáfora positiva, no esté pecando de vanidoso, aunque créame, me deja con la duda. Maestro, sabe que su opinión es casi un dogma de fe para mí, mi mayor gratitud por sus visitas, las silenciosas y las ruidosas. Un abrazo

Salud
chus

Anónimo dijo...

Una maravilla leerte. Besos Chus

Pokito Pokit dijo...

Muchas gracias por tus palabras, María del Carmen, gracias por dejar con ellas tanta bondad y belleza.

Un beso agradecido.
-chus-

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Ya te comenté en el Andurrial, que sólo queda, quedar en silencio a tu vera e ir soñando tus versos.

Gracias por tus palabras a mi Pacanda.

Abrazos
Piedra