domingo, 4 de octubre de 2009

Tarde, y otoño

Como cada tarde, el otoño
se presenta en el aire,
trae el olor de la savia dormida,
pedazos de memoria que nacen
por los recovecos del aire,
y me desnuda el cielo
de cada una de sus tormentas,
y rechazo el barro primigenio
que niega la libertad,
mientras me moldeo
en las calles de barrio,
las que aún siguen sin asfaltar.

Como cada tarde, el otoño
me invita a sentarme
en su tiempo de huellas paralelas,
son vías muertas repletas
de siluetas que menguan
cuando desaparece la luna,
y el momento instantáneo
se detiene durante una vida,
y toma el tren puntual
en el que viaja su estación.

Busco en las letras que dicen
desde cualquier lugar,
desenredo los nudos del recuerdo,
cosecho las canciones
sembradas en surcos de vinilo,
y esparzo todas las notas
sobre la quietud de la mesa,
y el presente es un terremoto,
con el epicentro en el centro de ayer.


"Tarde, y otoño"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

2 comentarios:

Paula dijo...

Ha aparecido este poema mientras comentaba el anterior, tienes una página mágica de verdad.
Me gusta mucho tu atardecer de otoño, tiene tantos versos en los que quedarse a vivir.
Me encanta tu página pero he visto que no dejas comentarios tuyos desde hace mucho tiempo. ¿Hay algún modo de ponerse en contacto contigo? Me interesaría. Un beso

EL FISGÓN dijo...

Peazo de poema compadre.
Saludos del Fisgón